Genoma
humano: reflexiones
Human genome: reflections
Susana
Ponce Ixba, María del Carmen Torres Chávez,
Ricardo Galán Zamora, Gonzalo E. Aranda-Abreu
Instituto de Neuroetología, Universidad
Veracruzana
RESUMEN
El genoma humano se terminó de secuenciar a finales
del año 2000, la finalidad era conocer de qué
estamos hechos. El conocer el genoma nos sirve para
comprender cómo se manifiestan ciertas enfermedades
y también nos puede ayudar a saber qué
nos depara el futuro como especie.
Palabras clave: genoma humano, especie.
ABSTRACT
The human genome was finished at the end of the year
2000; the purpose was to know that we are done. Knowing
the genome can help us to understand the diseases and
also it can help us to know about our future as specie.
Key words: human genome, specie.
“Polvo somos y en polvo nos convertiremos; sólo
espero que antes que eso suceda, parte de mi genoma
haya pasado a otra generación y quede huella
de mi existencia.”
La primera parte de esta frase ya alguien la dijo hace
más de 2000 años y la podríamos
interpretar en este tiempo como: somos materia cósmica
y al cosmos regresaremos; sin embargo, siempre se tiene
la esperanza que uno deje huella de su existencia en
este planeta, y quizás la única forma
sea a través de nuestro genoma, por medio de
nuestros hijos.
El genoma humano es el conjunto de instrucciones celosamente
guardado en el núcleo de una célula eucarionte,
las cuales van a determinar nuestro destino aquí
en la tierra. Son 3000 millones de pares de bases que
contienen la información heredada de nuestros
padres y de nuestros ancestros; nosotros somos la huella
de la existencia de ellos.
El genoma humano se terminó de secuenciar a finales
del año 2000, sólo con el propósito
de conocer de qué estamos hechos nosotros mismos.1
Las cifras obtenidas de esta secuenciación se
traducen de la siguiente forma: se determinó
que existen alrededor de unos 30,000 genes, los cuales
codificarán a unas 90,000 proteínas debido
a procesos alternativos del arn mensajero. Si en promedio
se estima que un gen contiene unos 1000 pares de bases,
entonces 30 millones de pares de bases poseen información;
es decir, sólo 1% de todo nuestro genoma tiene
información; 99% restante no se conoce para qué
funciona. Hay estudios que muestran que probablemente
estas largas regiones de pares de bases estén
involucradas en procesos de regulación de la
expresión génica. La pregunta que surge
en este momento es: ¿por qué hay tantos
pares de bases sin aparente información? Haciendo
una analogía, si en una noche estrellada miramos
nuestro cielo nocturno, podremos ver que entre las estrellas
hay espacios, a los cuales se les conoce como materia
oscura; sólo 1% del universo está en forma
de luz estelar y 99% simplemente es oscuridad que no
se sabe para qué está ahí. Eso
sucede con nuestro genoma: hay millones de bases que
no sabemos a ciencia cierta para qué sirven;
sin embargo, hoy en día se está investigando
cuál es la posible función de esas regiones
que aparentemente no generan información alguna.
¿De
dónde viene tanta información? La primera
respuesta que tengo en mente es de nuestros ancestros
y de nadie más; sin embargo, todavía existe
una pregunta más existencialista: ¿quién
le dio a las bases un orden, el cual puede ser traducido
en vida y en conciencia? Dar respuesta a esa interrogante
realmente resulta difícil, no sabemos nada acerca
de quién lo hizo y como lo hizo, ¿acaso
no dejó huella de su existencia?; quizás
las huellas se encuentran en ese 99% que aún
no logramos entender.
Con la tecnología actual se tiene la secuencia
y también se sabe para que codifica, lo que no
sabemos es cómo se escribió ese lenguaje
de cuatros letras, las cuales son Adenina (A), Guanina
(G), citosina (C) y Timina (T). Vamos a poner un ejemplo
sencillo: con 4 letras de nuestro alfabeto tenemos la
M, la A, la O y la R; si las acomodamos así:
OMAR, significa un nombre propio; si las colocamos en
esta forma: ROMA, significa una ciudad italiana; si
las escribimos así MORA, representa una fruta;
ahora así: AMOR es un sentimiento; sin embargo,
si las acomodamos así MARO, ORAM, ROAM, AORM,
MRAO, RMOA, RMAO, AMRO, MAOR, en nuestra lengua no significa
nada, y existen varias posibilidades de acomodarlas,
existen más probabilidades de que estas 4 letras
no signifiquen nada, de que no tengan un significado
racional; sin embargo, en nuestro genoma no sucede así.
Si por un momento nos podemos imaginar 3000 millones
de letras, una secuencia tendría el siguiente
aspecto:
TGCGTGACGTGCTGACGTGCGTGCACTGCTGAT
CGATGCGTAGCTGAGTGCAGTGCGTAGCTGAGG
TCGACGATGCATGCAGTCGATCGATCGATCGTAG
CTAGTCGATGCTAGCGTAGCTTGCTAGC
¿Cómo interpretar esto? La verdad, nos
resulta difícil descifrarlo, pero la célula
sabe como interpretar 3000 millones de bases; ése
es el fruto de 3500 millones de evolución molecular
y celular y nosotros estamos aprendiendo a leer ese
lenguaje. Hoy hablamos de un código genético
y de varios códigos que se encuentran en el genoma
para que las bases nitrogenadas mantengan su orden.
Cuando reflexionamos acerca de este hecho, nos damos
cuenta que la vida se aleja de ser un mero evento aleatorio.
Quizás los evolucionistas no estén de
acuerdo con esto, ya que ellos proponen que la evolución
natural es un proceso aleatorio sin un fin determinado.
Veamos
un sencillo ejemplo: supongamos que tenemos las piezas
de un rompecabezas y todas las metemos en una bolsa;
si nosotros la agitamos, el rompecabezas armado no aparecerá
por si solo; para resolverlo se requiere de que alguien
haya puesto orden; eso mismo sucede con nuestro genoma.
¿A quién le pertenece el genoma? Obviamente
le pertenece a la humanidad entera, y no está
ni para ocultarse, ni para hacer mal uso de la información;
al contrario, esa información puede ser utilizada
en el beneficio de la raza humana, y lo primero que
surge es la cura de las enfermedades. Sabiendo de qué
estamos hechos, podemos reparar los genes. Quizás
todavía estamos lejos de ese sueño, pero
el camino está puesto.
El genoma humano indudablemente es un producto de la
naturaleza; es decir, nadie de nosotros lo hizo. Ahora
surge una pregunta: ¿se puede patentar el genoma
humano? Según se tiene entendido, existen los
copyright, los registros de propiedad intelectual. Uno
puede reclamar estos derechos cuando uno es el creador;
pero en el caso del genoma, ¿quién es
su creador? Una sola cosa es segura: ninguno de nosotros
es el autor intelectual, es como querer reclamar derechos
sobre la Luna, Marte o el Sol mismo. El genoma pertenece
a la humanidad entera sin ningún tipo de distinción.
Hay una frase que Carl Sagan menciona en su libro Cosmos:
2 “El cosmos es todo lo que es, todo lo fue y
todo lo que será”. Aquí hicimos
una pequeña modificación y la transformamos
de la siguiente forma: “En nuestros genes está
todo lo que somos, todo lo que fuimos y todo lo que
seremos”, en los genes se encuentra nuestro pasado
evolutivo, también está todo lo que somos
hoy y lo que nos depara en un futuro, como seres vivientes.
Nuestro destino aquí en la Tierra quedó
determinado en el momento de la concepción; en
ese momento cuando los genes de nuestro padre y los
genes de nuestra madre se mezclaron para formar lo que
hoy somos, quedó nuestro futuro sellado; no sabemos
cómo se van a recombinar, ni sabemos qué
sucederá.
¿Será factible dar a conocer al mundo
nuestros genes? Y sobre todo nuestros malos genes. La
idea general es que en un futuro cada ser humano tenga
en su poder toda la secuencia de su genoma, es decir,
su historia genética. 3
Hoy las compañías de seguro nos cuestionan
antes de otorgarnos un seguro de vida, quizás
mal dicho porque lo que nos aseguran es la muerte, pero,
bueno, sólo es un juego de palabras. Nos preguntan
si fumamos, si bebemos alcohol, si alguien de nuestra
familia murió de alguna enfermedad coronaria,
si practicamos deportes extremos, si nuestro trabajo
representa algún riesgo, nos preguntan cuanto
pesamos, etcétera, sólo para conocer si
todavía viviremos muchos años más
y la cuota que paguemos sea por varios años y
no representemos a la compañía de seguro
un gasto inmediato. ¿Que sucederá cuando
las compañías de seguro tengan acceso
a nuestro genoma? Se dirá que probablemente a
tal edad tendremos alguna afección cardiaca,
o que padeceremos algún cáncer, o que
somos personas de alto riesgo de adquirir diabetes,
o que tendremos alguna enfermedad neurodegenerativa;
lo más seguro es que no se quieran arriesgar
a darnos el seguro o quizás la cuota que paguemos
sea elevada. Hay que tener en cuenta que los seguros
negocian con la vida y con nuestras vidas, y pasamos
a ser simplemente un trámite legal que cuando
lo necesitamos se torna engorroso y casi siempre hay
que dar muchas vueltas con los requerimientos para que
se nos reembolse lo gastado.
Cada ser humano es único en esta tierra, no hay
otro igual a nosotros; nuestros genes, al interactuar
con el ambiente, responden de manera diferente a los
estímulos; somos genuinos, con ciertos defectos
y virtudes que nos hacen ser seres humanos diferentes
pero con una misma esencia. Todo está codificado
en nuestro genoma y la expresión de cada gen
está exquisitamente regulada.
La secuencia de nuestro genoma nos distingue entre las
especies que habitan en este planeta, y nos hace vulnerables
o fuertes ante la adversidad. Nosotros somos el producto
de nuestro genoma y de nuestros pensamientos; nuestro
genoma nos permite sentir, tocar, oler, degustar, ver,
oír, reír, llorar, y eso sencillamente
se debe a que nuestros sentidos fueron codificados.
Antes que todo somos humanos, habitantes de esta Tierra,
con el mismo número de bases formando el mismo
número de cromosomas.
¿Qué haremos con el genoma? La información
ya está lista, hay millones y millones de secuencias
en algún orden determinado, pero ¿cuál
es su significado?; equipos multidisciplinarios están
trabajando para dar un significado biológico
a las secuencias. El avance que se ha tenido en la biología
molecular ha sido relativamente rápido: hace
54 años se hablaba de la estructura del adn,
hoy se habla del genoma y de la medicina genómica.
Los médicos de este siglo hablarán y estudiarán
una medicina basada en el genoma humano; será
una medicina personalizada ya que cada individuo es
genuino. Médicos, biólogos, químicos,
matemáticos, físicos deberán trabajar
conjuntamente para combatir todas las enfermedades;
claro que cada quién en su ramo, pero sólo
así se podrán vencer cada una de las afecciones
que todavía azotan nuestros planeta y las que
están por venir.
Es cierto, en nuestros genes se encuentra nuestro futuro,
pero nosotros podemos transformarlo para beneficio propio.
Somos una especie joven y curiosa, tan solo tenemos
1,000 000 de años en este planeta y ya conocemos
de qué estamos hechos.
Tenemos un millón de años de continua adquisición del conocimiento que nos ha llevado a conocer nuestro entorno y a conocernos a nosotros mismos. Prácticamente, el futuro está en nuestras manos, y podemos dejar huella de nuestra existencia.
Agradecimiento al Instituto de Neuroetología
Apoyos Recibidos: Apoyo promep /103.5/05/1955
BIBLIOGRAFÍA
1. Initial sequencing and analysis of the human genome.
International Human Genome Sequencing Consortium. NATURE.
2001;409: 860-921,
2. Carl Sagan. Cosmos. Random House, 2002; 384
3. Gonzalo Emiliano Aranda Abreu. Reflexiones sobre
el Genoma Humano. Revisiones bibliográficas para
el médico general. 2004; 9(9):10-12